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Que Ricos Somos. I

De lo irrelevantemente ricos que somos y podemos llegar a ser.

Hace ya muchos años en una tertulia del Colegio Mayor donde estudiaba, fui testigo de la actuación de un personaje singular, Laureano López Rodó. En ese momento era catedrático de la Facultadde Derecho. Hombre publico, capitán del equipo de ministros tecnócratas del régimen de Franco, es decir, todo un personaje para un estudiante universitario de provincias. Pues en esa tertulia relataba, don Laureano, de como siendo el anfitrión de un ministro extranjero que visitaba Madrid reconocía la mala imagen que España daba en el exterior y la realidad bien distinta que estaba contemplando. La realidad de un país en el que no todo el mundo vestía de torero los hombres, ni de “manolas” las mujeres. Insistía en su discurso alabando la política llevada a cabo con el Plan de Desarrollo, por parte de los tecnócratas del gobierno. De la creación de infraestructuras, y en general, del carácter desprendido y rumboso, en lo económico, de los españoles. Según su relato, no daba crédito a lo que su colega le decía y así le hizo las observaciones pertinentes y cuestiono en que basaba tales aseveraciones. El extranjero hizo notar a nuestro ministro, entre otras muchas cosas, como un individuo en plena Plaza de Cibeles tiraba un papel al suelo y había un señor, con uniforme escoba y carrito, que se acercaba y recogía el papel. Tener a tu disposición a alguien que recoja lo que tú tiras al suelo o arregle lo que tú estropeas. Mayor signo de riqueza… parece imposible. Esto es un signo de que tenemos excedentes económicos y que nos podemos permitir este tipo de lujos.

En numerosas ocasiones podemos encontrarnos con aspectos de la vida pública donde se ven claramente las manifestaciones externas de riqueza que podemos mostrar. Sirvan dos ejemplos.

En demasiadas ocasiones cuando en la Universidad o en el hospital pedimos un equipo concreto para cubrir un déficit, agilizar un trabajo determinado o resolver un problema crónico, pongamos a modo de ejemplo un equipo informático. Desde la administración o desde la gerencia nos envían el equipo. La mesa, la silla, el teclado y el monitor. Por desgracia, el presupuesto existente no permite la compra o adquisición de la CPU, del ratón, ni la impresora ni nada mas hasta la ejecución del presupuesto del próximo ejercicio, es decir hasta el año que viene. El equipo no funciona, pero no importa. Ya funcionara.

En otras ocasiones el signo externo va a acontecer en algo que esta más en el terreno personal. Profesores, jefes de sección o jefes clínicos en el hospital, no es infrecuente verlos escribiendo durante horas informes y más informes. Informes clínicos, informes de altas medicas y de cualquier otro tipo o condición. Signo evidente de que a la administración no le importa pagar la función-hora- de secretariado, a precio de catedrático. Realmente somos ricos.

Más ejemplos académicos de la ricura.

Que pensaría usted de alguien que recoge en su casa a un trabajador o trabajadora del hogar sin formación. Le enseña las tareas propias de la administración de la casa. A servir una mesa en comidas de protocolo o compromiso social. A entender de la logística y aprovisionamiento de todos los enseres necesarios. De cómo y cuando hay que avisar al personal de mantenimiento de la calefacción, los electrodomésticos o el jardín. En fin a llevar una casa compleja como Dios manda. Cuando esta tarea de formación se ha conseguido, ese alguien, en vez de disfrutar de los frutos largamente trabajados, no. Permite, no solo permite sino que regala al personal así formado a un vecino que, por supuesto, se queda encantado del regalo recibido. No solo eso, el primero, el formador es tan tonto que le da incluso las gracias al segundo, al disfrutador, por haber acogido al formado. O sobra tiempo o dinero, de otra forma no se entiende este tipo de conductas.

No puede existir un retruécano más irrelevantemente de nuevo rico. Pues esta historia es la que ocurre con el personal que la Universidad se dedica a formar. Concretamente las Facultades de Medicina, las Escuelas de Informatica o cualquiera de las Ingenierias. Forma a alumnos que cuando están “maduros”, la Universidad no solo los entrega sino que los regala a un sistema publico de salud o a un tercer pais para que ejerzan su profesion alli. Todo esto, a mi entender, no indica mas que una gran despreocupacion por la enseñanza. Por la cultura academica. Por la metodologia. Desinteres por el sistema universitario y de formacion superior.